Carta de amor a un hijo adulto

Carta de un padre orgulloso a su hijo

Te quiero y siempre serás mi hijo. He intentado estirarme y crecer para adaptarme a tu visión de la vida, pero me doy cuenta de que a veces me siento incómodo. Quizás sea porque estoy fuera de mi zona de confort intentando estar dentro de la tuya. Cuando te crié, esperaba darte buen carácter y bondad. Dados tus orígenes, la independencia, la inteligencia y las opiniones fuertes no podían sino formar parte de tu naturaleza. A veces, esas opiniones me hieren. Sabes que soy sensible y que era un blanco fácil. Pero, aun así, te quiero.
Has elegido vivir tu vida de forma diferente a como yo he elegido vivir la mía. Intento mantener mi puerta abierta para ti siempre que quieras atravesarla. Hemos hecho, y seguimos haciendo, elecciones diferentes. Yo no quería elegir un bando. Pensé que podría inclinarme y aferrarme a todos ellos…. Quiero formar parte de tu vida y espero que crezcas para amarme e incluirme en la tuya. Por mucho que piense que somos iguales, sigue habiendo demasiadas diferencias. Agradezco que seas feliz, pero tu versión de la felicidad no se parece a la mía.

Carta de inspiración para mi hijo

Estas fueron las palabras de una madre que experimentó el dolor de perder a su hijo en un accidente automovilístico pocos meses después de que se fuera a vivir con su padre. Esta madre soltera compartió lo mucho que amaba a su hijo en una de nuestras sesiones de asesoramiento familiar y luego, con muchas reservas, le dijo que lo enviaría a vivir con su padre porque no podía controlar su comportamiento. Cuando nuestro joven adulto deja nuestro hogar, nunca sabemos si podemos enfrentarnos a una pérdida trágica como ésta. Esto pone de manifiesto la necesidad de que nos tomemos el tiempo para despedirnos mientras aún están aquí.
Tanto para el joven adulto como para nosotros, necesitamos afrontar el inevitable abandono y la pérdida de un joven adulto hacia una nueva vida fuera de la familia. Para nosotros, necesitamos sentir que no hay nada importante que no hayamos compartido que no nos permita dejar ir y que nuestro joven adulto siga adelante. Llámenme anticuado, pero me gusta aconsejar a los padres que hagan este ritual de dejar ir y despedirse a través de una carta escrita a mano, leyéndosela al joven adulto y dándole la copia. Al compartir estos importantes mensajes con el joven adulto, ayudamos a ambas partes a desprenderse de una manera significativa y concreta. Guarda una copia para ti mismo como recordatorio del abandono que prometiste. En mi libro – Growing Apart: Letting Go of Our Young Adults, comparto una carta de despedida que escribí a mi hijo como si no lo volviera a ver. Todos los padres y sus hijos adultos jóvenes pueden beneficiarse de esa carta de despedida.

Una carta de amor a mi hija mayor

Espero que no te importe que comparta abiertamente esta mirada personal a mi corazón. Iba a enviar esta carta por correo, pero luego pensé en todas las demás mamás que están donde yo estoy o estarán algún día y me pregunté si necesitaban palabras para adjuntar al revoltijo de emociones que inevitablemente forman parte de este proceso de «dejar ir».
No puedo creer que este momento me tomara por sorpresa. Después de todo, he tenido dos décadas para prepararme para ello. Aun así, me ha golpeado bastante el hecho de que vosotros dos vayáis a cumplir 18 y 21 años en cuestión de días. La realidad de lo que eso significa me ha dejado un poco sin aliento y, para ser sincero, mucho miedo.
Siento que me falta tiempo, y me pregunto sobre todas las cosas que dejé sin decir y sin enseñar y sin hacer. Nunca pensé que sería tan difícil. Siempre pensé que las madres sabían instintivamente qué hacer para asentar a sus bebés, y conquistar la vida para sus hijos, y luego lanzar a sus adultos, listos para enfrentar los desafíos de la vida.
Yo era una madre torpe, que se abría paso en cada nueva etapa preguntándose qué era lo correcto. Estaba segura de que algún día iba a tener que pagar sus sesiones de asesoramiento (gracias por ahorrarme ese gasto… hasta ahora). Todos los días le pedía a Dios que te criara porque estaba segura de que lo estaba estropeando todo a gran escala. Está bien si estás de acuerdo. Aún así, resultaste increíble a pesar de mí.

Emotiva carta a su hijo

Como tu madre, me disculpo en nombre de todos los culpables de permitir que nuestro mundo llegue a este lugar tan odioso. Me encantaría decirte que no he tenido nada que ver con la creación del problema, pero estaría mintiendo. He madurado mucho en los últimos años y soy el primero en admitir mi vergüenza por haber contribuido a este desastre. La humildad es un matadragones. Y trato de superarme cada día practicando lo que más importa: EL AMOR.
Quiero que ustedes tres comprendan la importancia de hacer lo correcto, sin importar cómo se comporte el resto del mundo a su alrededor. Nuestras acciones individuales afectan al espíritu colectivo. No dejéis que nadie os diga lo contrario.